Comprendiendo el agua como símbolo de la abundancia y la prosperidad, estos amuletos se cargan de connotaciones literarias sobre el mar que Juliana recoge de las historias populares del caribe colombiano. Por lo cual la artista escoge animales que personifican augurios en la memoria colectiva de la comunidad isleña.

La iconografía y cosmología prehispánica se asoman en la composición y connotación de estos objetos, retomando nuevamente el agua, y todo lo que yace en ella, como representación del rol femenino dentro del equilibrio.